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24.10.10

Los dos romances y el asesinato del Comandante Yair


“En días rojos de turbulencia y sangre
En noches negras de desesperanza
En ciudades y aldeas
Nuestra bandera izaremos
Y con ella defensa y conquista”

(Yair Stern)

El libro publicado por Ram Oren, “Días Rojos”, es un retrato cronológico de los dos movimientos de resistencia contra el dominio inglés, del Irgún primero y luego del Leji. Documentado y escrito con sentimiento, humanamente novelado al estilo del autor, quien asume muy bien el rol de historiador.

El marco sentimental, los dos romances paralelos, reales, vividos, no sólo fruto de la exuberante imaginación de Ram Oren en sus 18 best-sellers, son parte integrante de la trama, conmueven, ratifican la fuerza del amor entre la hija del ilustre líder socialista Ber Borojov con un oficial inglés justamente a lo largo de la rebelión, como la titula Beguin en su libro, con Tomas Vilkin; y el segundo idilio del jefe del grupo de Stern, del Leji, Yair (Abraham Stern) con Roni Burstein, de una familia pudiente que luego se empobrece.

Presentemos a los personajes: Tomás Vilkin. A los ocho años ya admiraba a su padre, quien luchó en la India defendiendo al Imperio; admira sus condecoraciones y sueña ser como él. A los 18 años tiene la primera entrevista con un oficial del Reino, pasa los exámenes requeridos y se incorpora a la Policía. En una de las entrevistas escuchó que ocho años atrás Inglaterra recibió el mandato sobre Palestina. El informante expresa:

“Es un país apasionante para hacer orden allí y nosotros desempeñamos un importante rol en ello”.
¿Es peligroso?, pregunta Vilkin. Es interesante, contesta el jefe. ¿Cuándo se sale? Dentro de dos semanas. Así llegó el joven oficial de la Policía inglesa a Palestina.

Allí conoció a Shoshana Borojov y así nació el gran, imperecedero amor. Sho- shana es la joven hermosa de una importante familia en la vida del país, con muchos pretendientes, uno de los cuales es Alexander Penn.

Shoshana pertenece a un hogar con dificultades económicas. La herencia del padre Ber Borojov, muchos escritos, muchas conferencias política socialistas, pero ni un centavo.

Tuvo que salir a trabajar y juntar lo necesario para inscribirse en la Universidad. Para aumentar sus ingresos daba clases de inglés y escribía en publicaciones femeninas.

Más tarde le enseño hebreo al oficial Tomás Vilkin y así prosperó la novela. Lo conoció en un café de Iafo donde él estaba con un grupo de colegas y “no le sacó el ojo”, como escribe el autor, hasta presentarse.

En cuanto a la otra pareja; el 22/12/1907 nace un niño, hijo de un dentista, en un pueblito de Polonia, a quien se llamó Abraham Stern.

En mayo de 1910 en otra localidad de Polonia nace una niña, en el seno de la rica y pudiente familia Burstein, a quien se llamó Roni. La familia llega a Iafo en la primavera de 1914 después de muchas peripecias y dificultades, ya no ricos, buscando trabajo y sustento. En este medio florece Roni y se convierte en una hermosa joven, hasta que liga su destino a Abraham Stern, Yair.

A su vez la familia Stern pasa pogroms, persecuciones, el padre movilizado, queda la madre con sus dos hijos, cruza el río a Rusia. Cuando Abraham cumple 19 años, la madre junta préstamos y donaciones para comprarle un pasaje a Palestina, a Eretz Israel.

Al poco tiempo de su arribo Abraham se inscribe en la Universidad en cursos de Historia de Israel y Literatura de la Edad Media.

Integra grupos juveniles en la lucha contra la ocupación inglesa y comienza la epopeya.

Así están presentados los personajes de los dos romances. Romances con todos los altibajos y oposiciones de parejas de orígenes dispares: una judía hija de Borojov, nada menos que con un oficial británico.

Abraham Stern luchador, soñador, rebelde, de origen humilde, con la hija de los que fueran ricos y poderosos, ahora empobrecidos.

Pasemos al contenido, a la acción y a algunos comentarios y consideraciones.
Dijimos, como su título “Días Rojos” lo indica, días de sangre y rebelión.

Crónica de la rebelión, de la guerrilla de los grupos del Irgún primero, que luego se dividió, y del Leji, del grupo Stern, con palabras de cuyo himno comenzamos esta nota.

De su jefe, de Abraham Stern, de Yair Stern.

De rebelión y por qué no decirlo, de terrorismo judío contra el dominio inglés y por la reconquista de Eretz Israel. ¿Qué me impulsó a escribir esta crónica? Comentarios de libros no es mi especialidad. Sentí que debo hacerlo por honestidad y sinceridad conmigo misma. Primero me referiré a la liquidación, la muerte de Yair.

Es el gran amor de Shoshana Borojov. Tomas Vilkin con un grupo de policías ingleses lo capturan en su escondite y lo ejecutan a sangre fría. Entran en la casa, revisan todo. Hay un ropero, abren las dos puertas y adentro está Yair.

Le ordenan sentarse, él obedece. Los policías sienten que llegó el momento, terminó la contienda y la victoria es toda de ellos.

El jefe del grupo le ordena acercarse a la ventana, abrirla, mirar para afuera. Quiere simular un suicidio. Yair, sin embargo, impávido.

El no se mueve y se escuchan los tres disparos y la dueña de la casa donde se escondía grita: “Mataron a Yair, mataron a Abraham Stern”. Así cayó el telón.

La muerte de Yair produjo desconcierto en las filas del Leji. La Policía británica persiguió y detuvo a varios de sus miembros, otros huyeron. Asumió el mando Itzjak Ieyernitzky, joven de 27 años, a quien conocemos como nuestro ex primer ministro Itzjak Shamir. Junto con otros compañeros se dedica a reconstruir el movimiento.

En el suplemento del libro, “Palabra final”, se hace una reseña, como una pequeña enciclopedia, que define a las instituciones, a los autores de este dramático capítulo de nuestra historia, de la Rebelión.

¿Qué me impulsó a escribir esta crónica? Como dije: sentí que debo hacerlo por honestidad y sinceridad conmigo misma. Muchas veces escribí sobre el terrorismo y sugerí preguntas, y casi siempre nosotros como víctimas, como objeto.

El terrorismo es una forma de guerra y entonces parece que así como en la guerra, el derecho de matar es reconocido.

Pero desde luego en el caso del Irgún y del Leji la lucha era contra el ocupante inglés, que reprimía y dificultaba la aliá de judíos a su tierra. Era contra el ejército dominante, no contra el pueblo, no contra civiles.

Esa era la intención de alcanzar la liberación e independencia. Hoy el terrorismo es un tema candente en el mundo entero y más sangrientas sus consecuencias.

Las técnicas modernas, las armas, los instrumentos se han perfeccionado; el rendimiento homicida es muy superior. Nosotros lo estuvimos y lo estamos viviendo constantemente.

¿Qué es el terrorismo como grupo, como conjunto de personas donde cada uno es un tornillo dentro de la máquina, que cumple ciegamente órdenes, directivas que no se discuten ni analizan?

En una parte del libro se escribe: “La justicia va a triunfar” y agrega: “Justicia es un asunto subjetivo; cada uno desde el lado en que se encuentra, se aferra celosamente a su propia justicia” (pág.188).

Y nosotros volvemos a preguntar: ¿qué es el terrorista: un patriota, un luchador por la libertad o un hombre que mata porque así le ordenan, que cumple órdenes?

(Fonte: Aurora Israel)

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