La foto combinada muestra a los candidatos a la presidencia de Brasil Dilma Rousseff (izq.), del oficialista Partido de los Trabajadores, y a José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña, tras votar en Porto Alegre y São Paulo, respectivamente. Oct 3, 2010. REUTERS/Edison Vara (izq.) y Nacho Doce (der.)
Por Brian Winter
SÃO PAULO (Reuters) - La candidata oficialista a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, debe ganar la confianza de votantes preocupados por casos de corrupción en su círculo interno y sus opiniones sobre el aborto, pero aún es la clara favorita para ganar en la segunda ronda de las elecciones.Rousseff y sus partidarios estaban visiblemente decepcionados luego de que obtuvo un 46,9 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales del domingo, menos de la mayoría que necesitaba para evitar un balotaje el 31 de octubre contra el principal candidato opositor, José Serra, que sumó un 32,6 por ciento de adhesión popular.
La favorita para ganar las elecciones se reunía el lunes con altos asesores para determinar cómo abordar temas como su falta de carisma y experiencia ejecutiva, así como su fe y postura sobre temáticas sociales que hicieron que su apoyo bajara en las dos últimas semanas.
Ella y Serra intentan ganar el apoyo de la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, quien obtuvo un 19,3 por ciento de los votos tras quedarse con los sufragios de muchos de ex partidarios de Rousseff a último minuto.
Sin embargo, Rousseff, de 62 años, aún cuenta por lejos con la mayor ventaja en la campaña: el apoyo del enormemente popular presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien la escogió personalmente para ser su sucesora.
Se espera que la ex jefa de Gabinete de Lula continúe con las políticas económicas estables que han llevado a Brasil a convertirse en uno de los países favoritos de los inversores extranjeros y que han sacado a millones de personas de la extrema pobreza.
Sondeos de opinión realizados antes de las elecciones del domingo proyectaban que Rousseff vencería en un balotaje con Serra por hasta 20 puntos porcentuales. Lula prometió que dedicaría las próximas semanas a hacer campaña a favor de su protegida política.
"Mientras (Rousseff) pueda cimentar la conexión en la mente de los votantes entre ella y Lula, le irá bien", dijo Taylor Boas, un experto en Latinoamérica en la Universidad de Boston.
Los mercados brasileños estaban calmos el lunes. No se esperaban grandes oscilaciones, dado que se espera que tanto Serra como Rousseff continúen con la mezcla de políticas de mercado y programas de bienestar social vistas durante el Gobierno de Lula.
Sin embargo, inversores que apostaban por una rápida victoria de Rousseff prevén un polémico fin de la campaña y dijeron que era posible algo de volatilidad.
"Repentinamente, la carrera (presidencial) está de vuelta", dijo Neil Shearing, economista de mercados emergentes en Capital Economics, en Londres.
Los inversores dijeron que la extensión de la campaña podría resultar en una mayor apreciación de la ya valorizada moneda local, el real, lo que sería un problema para exportadores y para el Gobierno.
Un continuo gasto público de Brasil, que ya ha aumentado durante la campaña, podría hacer que el país corra un riesgo aún mayor de no cumplir con sus metas presupuestarias.
VOTANTES RELIGIOSOS
La mayor sorpresa de las elecciones fue el cambio de opinión de último minuto de votantes religiosos que se oponen al aborto, especialmente cristianos evangélicos que crecen en número e influencia y ahora conforman alrededor de un 20 por ciento de la población de un país mayoritariamente católico.
Videos de internet que muestran comentarios pasados de Rousseff sobre el aborto fueron algunos de los más vistos en las últimas semanas, con más de dos millones de reproducciones en el popular sitio de videos YouTube.
En los videos, Rousseff, una ex líder guerrillera en la década de 1960 quien se convirtió con el paso del tiempo en una pragmática funcionaria pública de carrera, aparece a favor de la despenalización del aborto, que es ilegal en la mayoría de los casos en Brasil.
Muchos votantes descontentos con la candidata oficialista optaron por Marina Silva, la abanderada del Partido Verde (PV), que es evangélica.
"La controversia por el aborto fue decisiva", publicó el periódico local O Estado de S. Paulo en primera página, en su edición del lunes.
El diario citó a Gilberto Carvalho, un alto asesor de Lula, diciendo que Rousseff "debería haberse reunido antes" con líderes de la Iglesia para reafirmar su apoyo a leyes existentes, como lo hizo la semana pasada.
"Subestimamos los rumores", sostuvo.
Rousseff, una sobreviviente de cáncer que se ha divorciado dos veces, también tendrá que responder por un reciente escándalo de corrupción que involucró a una ex asesora, que renunció a su cargo como jefa de Gabinete de Lula tras ser acusada de tráfico de influencias.
Lula desestimó las posibilidades de que Rousseff pierda en el balotaje y recordó el domingo que él también pasó a segunda vuelta en el 2002 y en el 2006 y que surgió con un enérgico mandato en ambas ocasiones.
El mandatario ha dicho que su protegida es la mejor candidata para continuar con el reciente crecimiento económico de Brasil, que se espera que supere el 7 por ciento este año y que persiga proyectos de infraestructura necesarios en el marco de los preparativos para el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Serra, mientras tanto, tiene problemas propios. La baja de Rousseff benefició a Marina Silva más que a Serra y su apoyo electoral ha permanecido en torno al 30 por ciento durante semanas.
Serra, de 68 años, y su Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que gobernó Brasil durante un difícil período de privatizaciones y dificultades en el mercado entre 1995 y el 2003, cuando Lula asumió la presidencia, tendrán que deshacerse de su reputación de elitistas si quiere ganar una mayoría de los votos.
El electorado brasileño está cada vez más dominado por una emergente clase media, que ha aumentado en más de 30 millones de personas desde que Lula llegó al poder y que ahora abarca a casi la mitad de la población del país.
Ese bloque, conocido en Brasil como "Clase C", con ingresos familiares de entre 665 y 2.820 dólares mensuales, mostró poco entusiasmo por Serra hasta ahora, pero los sondeos muestran que su apoyo a Rousseff disminuyó en la primera ronda.
(Reporte adicional de Sujata Rao-Coverly en Londres. Editado en español por Juana Casas y Lucila Sigal)
(Fonte: Yahoo! Argentina Notícias)
"Como Marina Silva, a 'Presidente moral dos brasileiros', isso nunca deixou de ser um plebiscito. Com o segundo turno, então! Também não deixa de ser cartas marcadas, como diria, o meu presidente, Rui Costa Pimenta, que aliás, deveria ter mais de 12 mil votos!"
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